La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, llamó a elecciones anticipadas para reforzar su mandato frente a las negociaciones con la UE sobre el brexit, sin embargo, le salió el tiro por la culata. El líder del partido laborista Jeremy Corbyn (centroizquierda británica) logró un gran resultado y, aunque es el Partido Conservador el que se impuso en las elecciones, el laborista es el ganador moral de la elección.
Es que los Tories (Partido de May) no consiguieron la mayoría absoluta y no podrán, por tanto, formar gobierno por sí mismo, sin necesidad de coaliciones.
Según el sistema de electoral del Reino Unido, conocido como “mayoría simple”, para gobernar con mayoría propia se necesita contar con 326 diputados, es decir la mitad más uno sobre las 650 circunscripciones existentes. Con muy pocas circunscripciones por contar el partido de May pasó de tener 338 diputados a 318 (se estima que podría llegar a 319 ya que falta contabilizar aún una circunscripción). El futuro del gobierno conservador depende del apoyo del único partido que iría en coalición con él, el unionista DUP de Irlanda.
A diez días de las negociaciones del brexit el resultado siembra grandes dudas sobre el proceso de las mismas, ya que se cuestiona su propuesta de brexit duro. A pesar del resultado el partido tory propone que May siga como primera ministra para evitar una crisis mayor.
Además, el portavoz de Economía del Partido Laborista británico y ‘mano derecha’ de Corbyn, John McDonnell, anunció este viernes que su formación intentará formar un gobierno en minoría.
"No quiero ser despectivo pero creo que ella es una primera ministra de rebote, no puede sobrevivir y varios parlamentarios conservadores están ya diciendo en privado que su posición es insostenible",
De hecho, su elección como líder del Partido Laborista en septiembre de 2015, a los 66 años, fue una de las mayores sorpresas en la historia política de Reino Unido. Todo fue impensado para Corbyn, ya que era ridiculizado por miembros de su propia formación desde el inicio, no eran pocos los expertos que adelantaban que su candidatura le costaría escaños al laborismo.
El veterano socialista y conocido defensor de causas controversiales, solo se había decidido a presentarse porque ninguno de sus amigos en la izquierda laborista quería hacerlo.
Sin embargo, hubo algo en el político barbudo y sin ínfulas que conectó con las bases del partido de forma que no lograron sus rivales.
Corbyn parecía capaz de inspirar a gente que había perdido la fe en el laborismo durante los años de gobierno de Tony Blair, primero, y de Gordon Brown después. Se destacó su capacidad para conectar con los jóvenes, en un fenómeno que fue comparado con el de Bernie Sanders en Estados Unidos.