En las últimas horas acusaron a Martín Olivero de "alterar la paz social", pero el pasado los condena. El recuerdo de uno de los hechos más sangriento de la democracia. Adolfo y Alberto reprimieron a los puntanos.
"Los gases lacrimógenos, las balas y los bastonazos convirtieron en un infierno a la Legislatura de San Luis. Durante la madrugada de ayer el gobernador Alberto Rodríguez Saá ordenó reprimir a los maestros que, junto con sus hijos, estaban ocupando el edificio en repudio a la derogación del Estatuto Docente", así relató la periodista Nora Veiras, el 30 d abril de 2004, la situación de San Luis en el diario Página 12.
Otro medio nacional contaba: "represión ejercida anteayer por la policía provincial y la posterior razia realizada en las calles de esta capital luego de la concentración que la multisectorial lideró en solidaridad con los docentes provinciales dejaron 15 personas hospitalizadas y 55 detenidas, de las cuales la mayoría recuperó la libertad ayer por la mañana", la descripción de Claudia San Martín para La Nación.
Los matutinos de Capital Federal contaban en sus portadas la más cruel y violenta represión que San Luis recuerde de manos de un gobierno democrático. A fines de abril de 2004 la situación social estalló, docentes con sueldos paupérrimos, empleados públicos perseguidos y un hartazgo generalizado colmó las calles de la provincia. El día 29 de ese mes los maestros reclamaron durante todo el día la sanción de una normativa para derogar un estatuto que era adverso y llevaron a los legisladores una propuesta superadora, la orden de Adolfo y Alberto fue la de no tratar el tema y los diputados oficialistas accedieron. En la madrugada del día 30 la policía desalojó a palazos a los docentes, el gobernador Alberto Rodríguez Saá había dado la orden.
El clima y la "paz social", como les gusta decir a los hermanos, estaba totalmente alterada. Durante el 30 de abril la Plaza Independencia fue ocupada por miles de personas que se solidarizaron con los docentes, otra vez en la oscuridad de la noche el mandatario ordenó una segunda represión que terminó con decenas de hospitalizados y la foto del entonces al funcionario municipal, Marcelo Bustos Padovani con el rostro desfigurado, boca abajo en el centro de la ciudad a escasos metros del edificio municipal, quedó como la imagen más definida de la brutalidad. El oficial Carlos Agüero le disparó al rostro con su Itaka cargada con balas de goma.
Pese a las pruebas contundente en contra del policía la justicia nunca actuó, "Sabaini Zapata tiene el nombre del policía que me disparó pero nunca fue llamado a declarar. Trece veces fui a prestar declaración y muchas veces fui presionado porque no podía precisar los segundos que pasaron los hechos. Zavala Rodríguez emitió una resolución donde quince personas ubican a Agüero como la persona que efectuó el disparo, pero tardó más de un año y medio en adjuntarse a la causa", recordaba Bustos Padovani.
Una semana después, como si todo lo mencionado no hubiese sido suficiente para recobrar la "paz social", Alberto Rodríguez Saá ordenó que los trabajadores del Plan de Inclusión Social impidieran la llegada de la Marcha de la Multisectorial hasta la Casa de Gobierno, durante todo el día a través de los parlantes ubicados en Plaza Independencia se manipulaba la opinión pública con la falsedad de que el Plan iba a desaparecer y que los manifestantes querían precisamente terminar con esas las fuentes laborales.
"En Ayacucho y Rivadavia -una cuadra antes de Plaza Independencia-, tal como si fuera un malón de 1800, un centenar de partidarios de la UOCRA, con remeras identificatorias de ese gremio, corrieron, a los gritos, toda la cuadra que separa las esquinas de 9 de Julio y Rivadavia de Ayacucho y Rivadavia, con cadenas en las manos, contra los manifestantes que venían en forma totalmente pacífica.
Allí destrozaron la cara del periodista Alejandro Rodríguez y agredieron a otros varios colegas y manifestantes, en un estado de ebriedad más que evidente", contó Carlos Capella sobre lo sucedido esa tarde en el portal Periodistas en la Red.
El rol de los medios de comunicación
Así como había periodistas y medios que daban a conocer a la provincia y el país los trágicos y repudiables sucesos, estaban los que operaban para Rodríguez Saá. Tal es el caso de Gloria Velázquez que desde el programa El Espejo de las Noticias hacía de vocera del gobierno e instigaba los hechos de violencia, es así que fue hasta la legislatura a provocar a los docentes y a acusarlos de violentos, cuando la historia fue totalmente opuesta. La panelista de radio pudo hacer la detestable tarea gracias al espacio que le dispensaron, en FM Siempre, Daniel Piñeda y Alfredo Nicotra quienes apañaron todas y cada una de las operaciones de prensa que realizó Velázquez y que contribuyeron para alterar la paz social.
Otros hechos
La represión brutal no fue un suceso aislado en más de tres décadas de gobierno, los sanluiseños no podrán olvidar el slogan "Por una Navidad sin Ponce", que proponía terminar con el mandato constitucional del intendente Carlos Ponce por ser opositor a los hermanos Rodríguez Saá. Será, también, muy difícil de borrar de la memoria el intento de dividir la ciudad de San Luis en cuatro municipios, o la doble intendencia de María Angélica Torrentegui, entre otros tantos hechos en los que Adolfo y Alberto gobernaron con mano de hierro y alteraron la paz social.
Fotos: Periodistas en la Red