Este lunes debuta el nuevo régimen cambiario acordado entre el Gobierno argentino y el Fondo Monetario Internacional, que elimina casi todas las restricciones y establece un dólar flotante dentro de bandas entre 1.000 y 1.400 pesos.
El sistema permitirá al mercado determinar el tipo de cambio, mientras que el Banco Central podrá intervenir si el dólar se acerca a los extremos de la banda. Con esta medida, se espera eliminar la brecha cambiaria y estabilizar precios.
El anuncio coincide con la visita del secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, quien se reunirá con el presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo.
Según el FMI, el esquema busca eliminar una fuente de inestabilidad sin descuidar la inflación. El Gobierno reconoce que la demora en el cierre con el Fondo deterioró reservas y provocó tensión cambiaria.
“La liberalización cambiaria se calibró para que sea gradual y evitar inestabilidad. Sin embargo, se prepararon planes de contingencia para enfrentar presiones en el mercado”, indicó el informe del FMI.
El objetivo final es robustecer la macroeconomía, atraer inversión y estabilizar la demanda de dinero en un contexto de déficit externo y presión inflacionaria.