En su diario, el ex gobernador instala la hipótesis de que el sindicalista Solalinde era víctima de violencia, el asesino acribilló de cinco tiros a la víctima, arrastró el cuerpo dentro de un galpón y fraguó la escena para sostener su versión del hecho y salir indemne.
Alberto Rodríguez Saá salió a bancar la parada de su sindicalista amigo, la tiene difícil. La justicia cuenta con sobradas pruebas para demostrar que Juan Carlos Solalinde, mandamás de la UOCRA en Villa Mercedes, sometía, golpeaba y amenazaba constantemente a Johana Galdeano. Finalmente, la asesinó el 26 de mayo de 2021.
Según consta en el expediente, ese día el dirigente sindical se bajó del Honda Civic negro frente a un galpón ubicado sobre la calle Sarmiento, entre Tallaferro y Nelson, de su propiedad, y esperó a la víctima con un revólver.
Galdeano, que se había separado del acusado, con quien tenía un hijo de 3 años, fue atacada a tiros en la vereda y, luego, su cuerpo fue arrastrado hasta el galpón, donde se presume que le “plantaron” un cuchillo, que fue secuestrado instantes después.
Según la autopsia, la mujer recibió un primer balazo en un codo y luego otro en una mano cuando intentó cubrirse de los dos proyectiles que siguieron y que le dieron en el pecho.
En tanto, hubo un quinto impacto que le dio en la mejilla y que fue disparado a una distancia no mayor a los 30 centímetros, cuando la víctima ya estaba en el suelo, indicaron las pericias.
En este contexto, desde El Diario de la República, Rodríguez Saá busca instalar otra versión, la de que el sindicalista era una víctima y que en defensa propia terminó con la vida de su ex mujer. Es así que desde la última semana el periódico busca torcer las pruebas haciéndose eco de los testigos presentados por la defensa.