Se trata de Silvia Quevedo, quien cumplía funciones como Directora del Hospital de Nogolí. La mujer, junto a la actual Intendenta y algunos punteros más, marcaban votos y hostigaban a los beneficiarios de los planes sociales para que votaran a favor de los hermanos Rodríguez Saá en las últimas elecciones.
Juan Maqueda, juez Federal, dio un paso fundamental hacia la verdad al procesar a una funcionaria de alto rango dentro de la localidad. Silvia Quevedo era parte de una maquinaría orquestada desde el poder central para torcer la voluntad popular y lograr el triunfo a cualquier precio.
Los votos con marcas que identificaban a los distintos planes sociales, la entrega de mercadería, chapas y otros elementos de construcción como así también las amenazas de la pérdida de los beneficios preelectorales terminaron por inclinar la balanza hacia el oficialismo provincial. Claro, que para lograrlo, se valieron de artimañas que están reñidas con la legislación vigente, cometieron delitos electorales que la Justicia Federal está dispuesta a investigar.
El paso de Maqueda es un avance significativo, pero aún falta dilucidar el entramado del fraude que tiene a los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saá en la cima de la pirámide.