Silvio Velo forma parte de un grupo de deportistas que buscan conquistar la cumbre más alta de América. Es ciego y no había escalado nunca, pero su destreza en la montaña asombra a sus compañeros.
Nació ciego y en la extrema pobreza. A fuerza de voluntad, logró convertirse en “el Messi” del fútbol de salón no vidente. Y no es ninguna exageración: Silvio Velo (45), el capitán de la selección argentina Los Murciélagos, es considerado el más talentoso del mundo en lo suyo.
Lejos de conformarse con semejante logro, Silvio va por más. Forma parte de un grupo de atletas que superaron las adversidades a través del deporte y ahora intentan llegar a la cima del Aconcagua, la montaña más alta de América del Sur, con sus 6.962 metros de altura.
“Es un gran desafío y me encantan los desafíos. No tengo ni idea de lo que es escalar una montaña, pero ahí voy a estar”, le había dicho a Clarín minutos antes de lanzarse a la travesía. Su presencia impacta. Se muestra convencido, fuerte, seguro de sí mismo. Diez minutos con él son más efectivos que docenas de libros de autoayuda.
Al preguntarle por sus temores, Silvio habló de la altura, la falta de oxígeno y la deshidratación. Ni mencionó su condición de no vidente. “El recurso de la vista nunca lo tuve, así que una vez más voy a depender del resto de los recursos, que por suerte son muchos. En ese sentido no tengo ningún tipo de miedo”, aseguró. Dijo confiar en el equipo que lo va a asistir, en el guía y en el apoyo de sus compañeros. “Después, a disfrutarlo”, propuso. Y es lo que está haciendo.
Según Matías Gutiérrez Moyano, líder del proyecto, Silvio es "la gran sorpresa" de la expedición. Y lo presenta, casi, como a un superhéroe. "Están atravesando un camino muy accidentado, con rocas chicas y grandes. Todos se cayeron alguna vez, pero Silvio nunca", relata. "En otro momento hubo que saltar un río y él lo saltó y ni se mojó las zapatillas", continúa sin salir de su asombro. ¿Es necesario aclarar que el resto sí se mojaron?
"Silvio va agarrado al extremo de una soga que sostiene un guía. Son un dúo inseparable. Al mirador de Plaza Francia llegó solo 10 minutos después del resto. Y a Plaza de las Mulas (4.350 metros sobre el nivel del mar) llegó solo 40 minutos más tarde que el primer grupo", detalla Gutiérrez Moyano.
Algunas de sus habilidades las incorporó desde chico. La no sobreprotección de sus padres forjó en Silvio cualidades únicas, como su sentido de ubicación y orientación en el espacio y su instinto para resolver situaciones complejas por sí mismo.