El oficialismo aplazó el debate que pensaba dar el Congreso en las sesiones extraordinarias. Consideran que no hay consenso entre los sindicatos y buscan evitar jornadas de protesta como las de diciembre.
Ante la falta de apoyo de la CGT y el escenario tenso que dejó en el Congreso el ajuste de la movilidad jubilatoria, el Gobierno decidió enfriar la reforma laboral que en un momento buscaba empujar entre febrero y marzo. El proyecto ya ingresó al Senado, Mauricio Macri lo incluyó en el temario para las sesiones extraordinarias y en la Casa Rosada venían trabajando para conseguir el aval de al menos buena parte de los dirigentes gremiales. Ahora los funcionarios llevarán las negociaciones a otro ritmo, ya sin forzar los tiempos para evitar el riesgo de un paso en falso y jornadas violentas como con la reforma previsional.
“Debería haber un nivel de consenso explícito de los sindicatos mayor al que tenemos. Eso no está y sería una condición necesaria pero tampoco suficiente para aprobar la ley”, dijo a Clarín un funcionario involucrado en los esfuerzos del Gobierno para avanzar con el proyecto que en un principio cosechó fuertes críticas de la CGT y luego fue modificado antes de ingresar al Congreso, aunque nunca contó con el aval decidido de los gremios. “En medio de la interna están negociando la unidad futura, hay riesgo de que todos se suban al caballo de la confrontación para ver quién es el más duro y eso cambia la estrategia. Le sacamos el pie del acelerador, va a salir cuando tenga que salir”, confirmó otra alta fuente oficial, encima de las negociaciones. Miguel Pichetto, jefe del bloque peronista en el Senado -clave para allanar el tratamiento-, había exigido que los referentes sindicales defendieran el proyecto en el Congreso luego de que Pablo Moyano remitiera a la “Banelco” para bombardear la iniciativa.
Como contó Clarín antes de fin de año, Jorge Triaca -ministro de Trabajo- y otros funcionarios iniciaron una ronda de reuniones para acercar posiciones con los dirigentes gremiales, con la expectativa de conseguir el visto bueno de la mayoría y a la espera de un mínimo ordenamiento de la CGT para impulsar el llamado paquete “productivo y laboral” que además de la reforma incluiría la nueva ley de Mercado de Capitales, el proyecto de “compre nacional” y de defensa de la competencia. “Hablamos con todos, pero tienen agendas distintas y nunca hay una voz unificada, ahora menos todavía”, describían en la Casa Rosada las dificultades ante el escenario de disgregación en la central obrera.
“No es un proyecto nuestro, ni un planteo del movimiento obrero, sino un proyecto exclusivo del Poder Ejecutivo. Si el Gobierno quiere traccionarlo, que lo traccione el Gobierno”, aseguró Héctor Daer -uno de los triunviros- este fin de semana, una declaración que remarcó ayer un alto funcionario para reflejar lo lejano que sigue el objetivo del oficialismo y la exigencia de Pichetto. La postergación podría implicar otro endurecimiento de Macri en la relación con los gremios. En agosto desplazó a Luis Scervino, hombre de José Luis Lingeri, para acotar el manejo de las obras sociales sindicales.
A su vez, el apoyo de la CGT como necesario pero no suficiente en la mirada del Gobierno fue atribuido a la tensión en la que quedaron los actores en el Congreso luego de las jornadas de violencia dentro y fuera del recinto durante la discusión por la reforma previsional. Ya sin acuerdo con el Frente Renovador de Sergio Massa, Cambiemos analiza los caminos para avanzar en condición de minoría luego de la primera prueba con los gobernadores, con éxito aunque también con tensión y menor apoyo que lo esperado. “No pueden depender todas las leyes del vínculo con los gobernadores. Se necesitan más acuerdos y eso no está aceitado, sobre todo en Diputados”, admitieron en Balcarce 50.
También perdió chances la alternativa de impulsar una parte de la reforma y dejar los puntos más controvertidos para más adelante: “En ese caso va a salir lo que quieren ellos y el resto no lo aprobamos nunca más”. El Gobierno también se tomará con calma el tratamiento de la reforma política e incluso imagina en el Congreso un período “más tranquilo que lo habitual" en años no electorales. Macri convocó este miércoles a Rogelio Frigerio -ministro del Interior- a Villa La Angostura, para participar de una reunión con gobernadores de las provincias del sur. Allí hablarán también de la estrategia parlamentaria.