A tono con el pedido de la fiscal del caso, el juez de Garantías Pablo Peñasco resolvió que la mujer siga presa bajo cargos que sólo admiten la pena de prisión perpetua; habrá apelación.
Julieta Silva pasó por los tribunales de San Rafael sin poder contener las lágrimas, sabiendo que enfrenta una potencial pena de prisión perpetua. Es que el futuro judicial de la comerciante de 29 años acusada de haber atropellado y asesinado a su novio, el rugbier Genaro Fortunato, a la salida de un boliche en el sur provincial se torna cada vez más sombrío.
La estrategia de la defensa de aducir graves problemas de visión de la mujer, quien afirmó que no había visto al joven de 25 años tirado en el piso antes de aplastarle la cabeza, fue desestimada por la justicia de garantías sanrafaelina, que ordenó, en una audiencia pública, dictarle la prisión preventiva y rechazar su pedido de detención domiciliaria. Al mismo tiempo, le trabó un embargo de bienes por 300.000 pesos.
De esta manera toma fuerza la postura de la fiscal que lidera la causa, Andrea Rossi, ya que no se producirá un cambio en la calificación procesal actual del hecho. Silva seguirá bajo la imputación de "homicidio doblemente agravado por la situación de pareja y por alevosía", según informaron calificadas fuentes judiciales.
"Silva se percató de que Fortunato estaba en el piso y de todas formas lo atropelló", recalcó la funcionaria judicial, ante la atenta mirada no sólo de la acusada, sino también de los padres de Genaro, quienes no dejan de exigir justicia. Y avanzó: "Ella tiene astigmatismo, pero su campo visual no le impidió verlo". Es más, Rossi expresó: "Silva atropelló a Fortunato con frialdad y sin culpa. Jamás intentó acercarse y llamó a la ambulancia por exigencia de Axel, el cuidacoches". Además, tras su alegato, la fiscal sostuvo que la joven "jamás" se mostró compungida, sino que su reacción emocional se desató cuando se le informó su situación procesal; así, puso en dudas el comportamiento de la imputada.
"Impera en su condición el riesgo de fuga. Tiene los medios para hacerlo gracias a que tiene parientes en la Patagonia y en San Luis", argumentó la fiscal. Además, recalcó que el peritaje psiquiátrico recomendó no hacer lugar al reclamo de prisión domiciliaria. Los estudios consideran que Julieta es "narcisista, con inclinación a la manipulación y peligrosa para otras personas".
Finalmente, ayer al mediodía, el juez de Garantías Pablo Peñasco desechó los planteos de Florencia Garciarena, abogada defensora de Silva, que buscaba cambiar la calificación a "homicidio culposo" (cometido por impericia o negligencia en la conducción del auto), por lo que dispuso que la joven -dueña de un local de ropa deportiva, separada desde hace un año y madre de dos chicos pequeños- siga presa en la penitenciaría de San Rafael. "No se admitió lo solicitado por la defensa respecto de la recuperación de la libertad, el cambio de carátula y la prisión domiciliaria", informaron a LA NACION fuentes de la causa.
En tanto, se dispuso a través de la defensa que se dé intervención a la justicia de familia para que se evalúe un régimen de visita de la imputada con sus dos hijos, que quedaron al cuidado de su ex marido, empresario de librerías en San Rafael.
La defensa de Silva realizó en la misma audiencia un recurso de apelación oral, que fue admitido por el juez de Garantías y deberá ser resuelto "más adelante".
Julieta, en los últimos días, tras haberse sometido a los peritajes oftalmológicos y psiquiátricos, volvió a contar su versión de lo ocurrido la madrugada del 9 de septiembre a la salida del boliche Mona, cuando luego de una discusión decidió tomar su auto y dejar a Genaro -que cayó al piso- en la vía pública, avanzar unos 100 metros, para luego hacer una "U" y arrollarlo.
"No podía creer que le había pisado la cabeza", dijo la joven, al insistir en su inocencia. Ella afirma que se trató de un accidente en el que mucho tuvo que ver su astigmatismo.
En tanto, según informó el Diario de San Rafael, el abogado Tíndaro Fernández, representante de la familia Fortunato, respaldó el alegato de la fiscal Rossi y aseveró que "Silva quiso matar a Genaro". Además, explicó que "se llevaban mal" y que "esa noche discutieron mucho".
Aunque no prosperó el pedido de la defensa, la abogada Garciarena intentó dejar en claro que Julieta mostró predisposición (para estar a derecho) desde un principio. Hizo hincapié en el "alto grado de astigmatismo" que sufre, amparándose en el certificado firmado por el oftalmólogo Martín Oliva en enero pasado, cuando la joven renovó la licencia de conducir. Y explicó que Silva manejó sin sus lentes, en medio de la lluvia y con escasa iluminación artificial, y que no vio a Genaro.
Ahora, la acusada, que se fue de los tribunales "quebrada" y arrasada por el llanto, deberá seguir tras las rejas a la espera de la resolución de su apelación, aunque con grandes probabilidades de tener que esperar en el penal el debate en su contra, enfrentando la pena máxima del Código Penal argentino.