En la Argentina el mal de Chagas infecta a más de 1,5 millón de personas y se estima que cada año nacen 1.300 niños infectados (1 cada 7 horas) y los especialistas hablan de "fracaso sanitario".
Este llamado "fracaso sanitario" por la falta de estudios prenatales y controles pediátricos. Expertos advierten que eso les impide acceder a tiempo al tratamiento, que pierde efectividad a medida que crecen.
Según el Boletín Integrado de Vigilancia, los centros de salud apenas lograron confirmar apenas 145 casos de Chagas congénito en 2015 y 99 en todo 2016 (menos del 8% de los estimados). Y en lo que va de 2017 fueron 52, publicó este domingo el diario Clarín.
"La diferencia entre los casos estimados y confirmados se debe a que los métodos disponibles para el diagnóstico presentan complejidades por su grado de sensibilidad y especificidad", explica Paula Sartor, coordinadora técnica del Programa de Nacional de Chagas.
Según los protocolos vigentes, a toda embarazada deben hacerle el análisis de Chagas. Si da positivo, no puede tomar el antiparasitario (benznidazol o nifurtimox) en la gestación. Se ordena entonces analizar al bebé, con la dificultad de que esas pruebas suelen confirmar con certeza si hubo contagio recién a los 9 meses de vida.
"Pero hay madres chagásicas que llegan al parto sin chequeos prenatales. También pasa que, aún diagnosticadas, muchas no vuelven al hospital y se pierde el seguimiento del bebé", explica Diego Weinberg biólogo experto en Chagas y subgerente de la fundación Mundo Sano.
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"Hubo avances, pero el subdiagnóstico aún es altísimo y es grave porque las chances de tratarse con éxito bajan con los años", agregó.
Según Sartor, la medicación logra que los análisis den negativo en "más del 90% en los casos congénitos tratados en el primer año de vida".
Pero sin detección temprana, las primeras cardiopatías y trastornos digestivos aparecen 20, 30 o 40 años después.
"A menores de 18 años uno les da el tratamiento porque vuelve negativos los análisis. Pero en adultos, según estudios muy serios, casi no tiene efecto: aunque baja la carga parasitaria, no frena la enfermedad", advierte Edgardo Schapachnik, titular de la Asociación Carlos Chagas y ex jefe de Chagas del Hospital Argerich, para quien los casos congénitos no suelen detectarse porque "el sistema no funciona bien" y en muchas zonas "falta acceso a la salud".
Ante este cuadro de situación, los especialistas reclaman los esfuerzos necesarios al Estado para prevenir los contagios por picaduras de vinchucas con más educación, fumigaciones y mejoras en las viviendas.