El Nº 10 actuará por primera vez en la cancha de Boca en 121 partidos con la selección; la FIFA aprobó el escenario en una etapa crucial; esta vez Tapia y los jugadores coincidieron en el traslado de cancha.
Lionel Messi jugó con la selección argentina en Dacca, Doha y Ryad. En Saitama, Hong Kong y Polokwane. En Seattle, Calcuta y Pekín. Pero también en las grandes capitales futbolísticas, como Londres, Río de Janeiro, Madrid, Montevideo, Manchester y Múnich. Y en Buenos Aires, antes que en ningún otro lado. Todo comenzó en Buenos Aires el 29 de junio de 2004, cuando un operativo relámpago lo trajo de Barcelona para garantizar su blindaje albiceleste. La historia la conocen todos: luego del entretiempo reemplazó a Lavezzi y convirtió un gol en el 8-0 del Sub 20 de Hugo Tocalli ante Paraguay. Y no fue ni en el Monumental ni en la Bombonera, ocurrió en la Paternal.
Después, sí, Messi comenzó a dar la vuelta al mundo. Varias vueltas. Cada vez que volvió a la Argentina y le tocó jugar en Buenos Aires, nunca salió de River, donde no perdió ninguno de esos 19 partidos y convirtió ocho goles. Hasta ahora, que la mítica Bombonera aparecerá en su vida para saldar un encuentro que se demoró más de lo aconsejable. El próximo 5 de octubre, frente a Perú, será el partido número 121 de Messi en la selección. Vaya contraste: para Diego Maradona se trató de la plataforma de despegue hacia la leyenda porque en 1977 debutó en la Bombonera.
La novela del estadio terminó con la esperada aprobación de la FIFA, aunque no hubo oficializaciones. Ni la AFA confirmó nada, atenta a su guión de amplificar un tema de cotillón para silenciar las urgencias de la selección. Perú, notificado, no perdió tiempo: una comitiva de dirigentes ayer inspeccionó la Bombonera. ¿Los barrabravas de Boca gozarán de libre acceso, amparados en la necesidad de crear una atmósfera intimidatoria para Perú? Los cabecillas de La 12 tienen prohibición de asistencia dictada por el Ministerio de Seguridad, juegue Boca, Midland o la selección. Más difícil será controlar las segundas y terceras líneas si en alguna afiebrada cabeza existiera la idea de crear un clima hostil.
Boca y Messi no registran ningún vínculo. Salvo una confesión de Juan Carlos Crespi, histórico dirigente xeneize que durante años estuvo cerca de la selección. Él alguna vez afirmó que Mascherano, Tevez y Messi le pidieron salir del Monumental para recibir a Brasil, en las traumáticas eliminatorias de 2009. Finalmente, el Gigante de Arroyito alojó ese clásico, en la ciudad de Messi, y no pudo terminar peor: derrota 3-1. Aquella fue la primera vez que la Pulga se alejó de Buenos Aires con la selección. Porque hace tiempo que los futbolistas intentaban marcharse de Núñez. Ahora, Claudio Tapia buscaba salir del Monumental. Esta vez se alinearon las intenciones.
¿Cómo le fue a Messi a kilómetros del Monumental? Después del amargo bautismo en Rosario, nunca más perdió. E hizo siete goles en sus tres visitas a Córdoba, y dos a San Juan, Mendoza, Córdoba y Santa Fe. Pero ahora aparece la Bombonera en su vida. Donde debutó Maradona. Donde dirigió Alfredo Di Stéfano. Donde jugaron Pelé, Ronaldo y Neymar. También vino Platini en aquellas giras de los 70. Y Matthäus, Rummenigge, Vogts, Keegan, Clemence, Lato, Boniek… Y el Ajax de Van Gaal con Marc Overmars. También Xabi Alonso, Busquets, Iniesta, Cesc, Stoichkov, Klinsmann y Dani Alves, entre tantos, no resistieron la tentación de al menos sacarse una foto. Messi y la Bombonera se conocerán rodeados de urgencias