Adolfo y Alberto Rodríguez Saá desplegaron la estrategia para impedir el triunfo de Poggi, la idea es dejarlo en soledad y si no pueden dividir a la oposición. En el medio la responsabilidad histórica de los Puntanos.
El año próximo no será una elección más, no pasará desapercibida, será una cita con la historia. Por primera vez desde el retorno de la democracia el poder de los hermanos Rodríguez Saá está a punto de desaparecer. Una figura política jóven, con experiencia probada y exitosa amenaza con dejarlos afuera de la cancha, Adolfo y Alberto están dispuestos a no soltar el dominio absoluto sobre la provincia y se aferran con sus garras a una elección que es a todo o nada.
Los hermanos saben que Poggi los aventaja y por mucho, en las encuestas y las cuestiones cotidianas. La renovación lógica de la sociedad, el hartazgo de una forma de hacer política y los sanluiseños a un paso de dar el gran paso. Es por ello que los Rodríguez Saá entienden que no deben perder un sólo minuto, que el reloj les juega en contra y es por eso que ni bien volvieron al gobierno orquestaron todo tipo de mentiras a fin de socavar la imagen de Poggi, lamentablemente para sus aspiraciones eso no sucedió y fueron por más. Armaron una causa judicial que a la luz de los hechos no tiene pies ni cabeza, un monstruo que sólo una mente perversa puede crear.
Ante la posibilidad cierta de que la justicia no pueda esta vez salvarlos salieron a la caza de dirigentes políticos, primero fue Ponce, pese a que el pasado fuera un mal presagio de una relación que tiene fecha de vencimiento. Ahora el operativo seducción se muestra públicamente con el PRO, Bartolomé Abdala dueño del sello en San Luis posó para una foto en un asado con Adolfo Rodríguez Saá. Del mismo modo, Enrique Ponce, a través de Federico Cacace, se acercó al radicalismo, el moduis operandi el mismo: la foto para mostrar el coqueteo con el Alejandro Cacace, diputado de Cambiemos.
Hasta acá situaciones y acciones típicas de la politiquería, la que la sociedad rechaza y a esta altura conoce muy bien. El Manual de Rodríguez Saá se queda sin argumentos y repite en sus capítulos las mismas enseñanzas, dividir, fragmentar y reinar. Esta vez la historia citó a los hermanos y les puso en frente a un hombre que con trabajo, voluntad, pasión, respeto, valores con los que todos en San Luis comulgan, se ganó la consideración del electorado.
Pero la realidad histórica también convocó a todos los habitantes de esta provincia, tendremos en nuestras manos la responsabilidad de dar el gran paso, la mano tendida de Claudio Poggi anima al pueblo a salir del rigor con el que Rodríguez Saá ejerce el poder, atrás quedará la politiquería y sus prácticas detestables, eso dará paso a un San Luis jóven, con entusiasmo y de cara al futuro.
La historia mira, con la paciencia que la caracteriza, sabe que más temprano que tarde todos daremos el paso firme que quedará marcado a fuego en la memoria de quienes habitan esta tierra que sabe de coraje y de entrega. Miles de fotos no podrán torcer el San Luis que viene.
"Se apoderaron de mi las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y solo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido."
Manuel Belgrano
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