Como en la final de la Copa América del año pasado, no se sacaron ventajas en 120 minutos y Chile fue más preciso desde los doce pasos. Los trasandinos ganaron 3-2 y son bicampeones del continente.
El seleccionado argentino de fútbol sufrió una de sus mayores decepciones al perder en el desempate desde el punto del penal 4-2 ante Chile la final de la Copa América Centenario, en el MetLife Stadium, en Nueva Jersey. Tras 120 minutos con el cero cerrado bajo llave, ya a la hora de los disparos decisivos el capitán y emblemático Lionel Messi falló su intento con amplio margen de error y desde esa corta distancia a los de la AFA hasta les resultó insuficiente la enorme atajada de Sergio Romero al envío de Arturo Vidal, el abanderado de Chile, ni tampoco que haya convertido en su intento Javier Mascherano, quien una vez más tuvo un rendimiento altísimo.
El 4-2 definitivo lo aplicó Franciso Silva y para La Roja se trató de la segunda consagración consecutiva, como para volver a dejar en evidencia que se trata de la mejor camada de futbolistas de su historia.
En cambio, para la Argentina el impacto es tremendo, porque fue la tercera final perdida en tres años y ya son 23 los que marcan la sequía sin títulos de los grandes, lo que a esta altura no atenúa ni el bicampeonato olímpico.
Hubo en la primera parte un expulsado por bando, el chileno Marcelo Díaz, a los 28, y Marcos Rojo, a los 41.
Desde el primer instante las acciones estuvieron cargadas de la adrenalina, la tensión y la fricción que son propias de un cotejo de semejante trascendencia, para la actualidad e inclusive la historia.
Y ya en el primer instante Argentina estuvo a punto de ponerse en ventaja porque hubo presión sobre el adversario y Ever Banega remató desde el borde externo del área grande, pero la pelota pasó cerca de la base del poste derecho de Claudio Bravo.
Las camisetas albicelestes siguieron ocupando el sector ajeno, aunque sin claridad ni penetración, a tal extremo que, recién a los 18 minutos, Ángel Di María disparó de derecha, porque nunca le quedaba el balón para su mejor perfil, y lo hizo en forma desviada. A los dirigidos por Gerardo Martino les costaba hallar los espacios deseados en los metros más valiosos y eso se debía a lo compacto que es el equipo chileno.
Sólo Messi con sus escaladas complicaba el sistema de seguridad de La Roja y fue producto de ese talento lanzado en velocidad que Díaz recibió la doble amonestación, la segunda desmedida, que a los de Juan Antonio Pizzi los dejó con diez futbolistas. El elenco de la AFA se encontró con una situación por demás favorable a los 20, cuando Gonzalo Higuaín presionó, se llevó la pelota y al salirle Bravo tiró cruzado y a colocar, pero la definición se perdió junto a la base del poste derecho, aunque a tal extremo que el apasionado Gary Medel se estrelló contra ese parante.
A los 41 el partido tuvo otro giro muy importante, porque Rojo le cometió una infracción desde atrás a Arturo Vidal y los protagonistas quedaron diez contra diez.
Argentina dejó pasar ese lapso de superioridad numérica y los chilenos se adelantaron en el terreno al volver a estar iguales en cuanto a cantidad de hombres.
Desde ese momento el Jefecito Mascherano se desempeñó como marcador central y Ramino Funes Mori, como lateral izquierdo.
El nacido en San Lorenzo desde el fondo manejó a los albicelestes y aplicó el criterio y el equilibrió en cada escena en la que fue preciso, dando otra muestra de su enorme jerarquía, y en una final.
En el segundo capítulo, a los 10, hubo un rechazo de Di María y Mauricio Isla tiró cruzado y desviado.
Ni bien ocurrió eso Martino hizo entrar a Matías Kranevitter en reemplazo de Di María, con la intención de pararse con mayor solvencia en la mitad de la cancha y teniendo en cuenta que Fideo se hallaba disminuido físicamente, puesto que reaparecía apurado por las circunstancias, tras sufrir un desgarro en esta competencia.
A los 19, se vio una corrida por la derecha y disparo cruzado de Eduardo Vargas, pero tapó Sergio Romero en una intervención de arquero de equipo grande.
A los 39, tras una gran maniobra de Messi, Sergio Agüero tomó distancia de quien pretendía bloquearlo y definió, pero lejos de contar con la puntería necesaria. Sobre la hora del tiempo regular, desbordó por izquierda Jean Beasejeur y la conquista se la perdió Alexis Sánchez frente a la valla e, inmediatamente a continuación, una réplica de Messi terminó con un remate de La Pulga que distó de dar en el objetivo.
En el alargue Romero se lució ante un cabezazo del Rey Arturo y Bravo lo hizo con una intervención sobresaliente luego de que el Kun Agüero apalicar un cabezazo espléndido.
Y como no pudieron vencerse durante los 120 minutos, todo se resolvió desde los 12 pasos y Chile se quedó con toda la gloria y la alagría, dejándole al seleccionado argentino un dolor y una decepción mayúscula.