4 claves para entender el acuerdo sobre el clima que Trump abandonó

En diciembre de 2015, 195 países firmaron en la Conferencia de París sobre el clima, el primer acuerdo vinculante sobre la materia. En aquel momento fue celebrado por todo lo alto pero esta semana ha vuelto a ser noticia en un tono mucho más funesto. Donald Trump ha decidido definitivamente abandonar el acuerdo y pasarse al bando de los negacionistas del cambio climático.

Pero ¿en qué consiste realmente el Acuerdo de París?

I. El aumento de la temperatura global no puede superar los 2 grados

El acuerdo sobre el clima gira en torno a la idea de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 grados, fijándose en la etapa de pre-industrialización del siglo pasado. De momento, limitar el aumento a 1,5 grados, reducirá considerablemente los riesgos y el impacto del cambio climático

Es un objetivo a largo plazo, pero si se supera esta cifra las consecuencias podrían ser dramáticas: el cambio de los patrones del clima con temperaturas extremas, aumento del nivel del mar y una crisis generalizada del agua y de la comida debido a una baja productividad agrícola. Es decir, un mundo mucho más hostil.

II. Reducir las emisiones globales "cuanto antes"

En paralelo a la meta de los 2º grados, los países participantes han acordado la reducción de las emisiones globales "cuanto antes". La idea es limitar la emisión de gases de efecto invernadero, que son creados por la actividad humana y los responsables de que la temperatura global aumente. El objetivo es que estén al nivel en el que la naturaleza los pueda absorber manera natural.

Eso sí, los países en vías de desarrollo sufrirán un proceso más largo, por lo que no pueden comprometerse plenamente al "cuanto antes" que exige el acuerdo.

III. Esta reducción es voluntaria

Uno de los puntos más importantes que ha olvidado Trump es que en el Acuerdo de Paría, a diferencia del Protocolo de Kioto, todos los países se han comprometido a reducir las emisiones globales, pero estos planes son voluntarios. Cada uno fija el máximo de emisiones que está dispuesto a reducir. Por ejemplo, Estados Unidos, que es el segundo país que más contamina del mundo, se comprometió con Barack Obama al mando, a reducir entre un 26% y 28% sus emisiones hasta 2025, algo que con administración de Trump se ha complicado, tal y como recoge Vox.

El acuerdo no detalla con exactitud cómo los países deben actuar en su conjunto. La idea es crear una cultura de rendición de cuentas mezclada con la presión de los socios.

IV. Que los países ricos apoyen a los pobres

La pata que cojea de este acuerdo es la enorme desigualdad que existe entre unos países y otros. En este sentido, los países desarrollados se han comprometido a financiar economías limpias a los países en vías de desarrollo. Aunque, esta política tampoco no es un mandato, es una promesa.

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